Nido de caranchos

Nido de caranchos

Vito & Acid Lemon

0:00
0:00

Letra

Estaba en mí el amor, como el dolor me temo,
como el mate amargo, el trago eterno.
Haré correr el agua hasta que sea invierno,
no dejaré que hierva y llenaré el termo.

Me propuse hacer un viaje, una excursión,
no hay excusa, abusa de mí la pasión.
En cada canción guardé un fragmento
y ahora sigo el tempo, rápido o lento.

«Sin templo, ni Dios, ni empresa: vas a perder la cabeza».
¡Y que seas tú quién lo dice medusa!
Dejándome de piedra,
haciendo que me esconda tras la hiedra.

Bailan serpientes bajo la blusa,
lo entendí: el mundo no acaba ni empieza en mí.
Y esa es la única verdad para ser feliz,
no necesito más, yo lo quise así.

En el espejo estabas tú:
sacándome la lengua, poniendo caras.
Y yo siempre pintado del mismo azul,
acuchillando el tiempo con esta cuchara.

El que nos une y el que nos separa,
el que presume de manera ufana
O el que se pierde cuando se muerde una manzana
y no es de pecado que está envenenada.

¿Quieres probarla?
yo tengo un almacén.
La historia que te cuento sé que suena rara,
por suerte la tuya también

No tenías para el taxi, seguiste a pie,
perdiste el autobús, te subiste a un tren
Apagaste la luz y me viste bien
has liberado al último rehén.

Te idealicé como agua en el desierto,
lo fácil era echar la culpa al café
O a la sed que tenemos todos de estar en lo cierto,
con esta manía de hablar a la vez.

Qué poco se puede escuchar de lo que dice el alma,
la mía está dispuesta a luchar sin levantarse en armas.
Para despegar voy a desarmarme,
para despertar sin dejar sonar la alarma.

Dejaré un rastro de más de mil migas de pan
hasta que al fin el marfil arda
Y entre mis manos se acueste este huracán
de mobiliario y emociones en volandas

Que arranca tejados y los levanta al cielo,
yo desde abajo me despido agitando un pañuelo.
En un andén o un embarcadero yo te escribo,
desafinado sobrevivo en un loco bolero.

Rebelado, revelando negativos,
te he velado, como al tiempo que he perdido
entelado, en tela de juicio y fugitivo,
sin piedad, de la libertad cautivo.

En este imaginario colectivo, sabes bien
que hay un recuerdo para cada olvido.
El mío tenía un patio y también olivos,
en la cabeza algún carancho y varios motivos…

¿Subes al nido?
no puedo oírte bien.
La canción que silba me sirve de abrigo,
ojalá que la mía también.

No tenía para un taxi, anduve a pie
mientras dejaba semillas en un jardín zen.
Me pasaron por encima, como pasa un tren,
las viejas melodías, los días también.