Piezas & Jayder - Salomé

Producido por: Jayder

Letra de Salomé

Mis principios son las leyes que más violé
y para honrar a un pecado hay que pagar por él.
Ofréceles mi cabeza como Salomé
y corre hasta que los buitres ya no merodeen.

Nunca me perdoné no saberte escribir sin doler.
no hacerlo me hizo un experto en el arte de huir sin correr.

La expresión mecánica de mi lamento interno
es el rugir de los coches en las mañanas de invierno
Envolviendo al tiempo en un yendo y volviendo eterno
por un mísero sueldo para pagar un techo bajo el que apenas podemos vernos.

Y si lo hacemos me reprochas que no hablo,
que estoy raro y ya no me abro.
La luz del sol dibuja una frontera negra en el suelo del cuarto;
saltarla en silencio es mi manera de ponerte salvo.

Somos el campo de trigo después de la plaga
lo que queda del nido cuando el rayo parte la rama.
Siento haber sido ese fotograma roído que daba sentido a la trama.
siento haber sido piedra en el camino sin haber sabido ser nada.

Siento a la mañana
temporizando su asalto frente a mi ventana,
Quiere mojarme la cara con rayos de sol que son como hojas de catana;
la imposición de un Dios envuelto en llamas.

Cuando las dudas enriquezcan
los cazarrecompensas tirarán mi puerta.
Que vengan...
no saben que no es lo mismo hacer fortuna que tenerla.

La vida son dos sueños a la vez el que es y no te crees
y el que crees saber que nunca podrá ser.
Esa la pensé frente a la taza de café
mirando el poso como asomándome al pozo de un ayer borroso y cruel.

Naciste catarata, no le implores al sediento,
añorar el pasado es correr tras el viento.
Yo nací bala, para una bala no hay segundo intento.




Tengo la costumbre
de cargar los restos del naufragio hasta dar con la cumbre
En lugar de dejar que esa danza triunfal con la que abraza el mar los sepulte.
Yo y mi mala costumbre. (Yo y mi mala costumbre)

Me soñé decapitado colgando de un árbol por las piernas,
vi mi cabeza entre ratas hambrientas.
Yo les brindaba una puerta con la boca abierta,
era como ese cartel en el que dice: «Entra».

Tras engullir mis ojos y mi lengua pensaba:
«ya no habrá nada que las detenga».
Miraron mi cerebro y se pusieron a cubierta;
ahí es donde nacen las tormentas.

Escucho voces y ninguna es la de la experiencia,
si acusas de incomparecencia a mi atención tal vez no la merezcas.
Comparar taras es arar entre fe y ciencia
para sembrar nada y esperar que crezca.

Atornillo las juntas mientras me inundo,
te apuntarán con un arma si entras en mi mundo.
Estar tan en contra estando juntos
es como estar en coma y que te pongan puntos.

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