Letra de Maldición líquida
De dentro. Me la saco (sopesen esto),
me saco una verdad y la pongo sobre la mesa y digo: pesen esto.
Demasiado expuesto habiendo tantos ojos en mí puestos.
“Nah… no son tantos…”
No, pero coño, cada vez que me giro los cojo quitando la mirada, disimulando,
y mi amigo yo estoy harto de ver mi reflejo en charcos.
Mi amigo yo mismo he orinado charcos
en los que otros se han acabado mirando.
Ay mi amigo, y les ha gustado tanto
que los han acabado lamiendo y besando,
y de la vergüenza ajena y el asco
he acabado por cavar más hondo y para caer yo más bajo y acolcharlos…
Siempre cambiando, ¿cuál es mi puesto?
Mi puesto son todas esas cabezas de ojos abiertos.
Y nadie sabe nada de esto, nadie me corea…
Nadie está luchando por mí fuera. Nadie está luchando por mí dentro, sólo uno.
Nadie me esperó con un cartel con mi nombre a la salida del aeropuerto.
Si caen cuatro gotas y todos se marchan…
Como cucarachas de debajo de baldosas encharcadas, se marchan.
Se cubren los peinados, se van trotando de los parques de las canchas y al final sólo queda uno meando bajo la lluvia…
Nada me gusta.
Matriuska fractal de mentiras absurdas.
Desintegro el narcisismo desde dentro,
penetro de la corteza a la pulpa.
Me dan igual palabras superficiales que profundas,
te miro y sólo oigo “unga-bunga”…
¿Para qué preguntas?
No preguntes: buscas, vamos, busca, ¡puto ladrón de tumbas!
Nino Blatta A.K.A. Hombre cucaracha de Kafka,
Escupo Kandinskis, Rothkos, Kokoshkas, Kupkas.
Me río porque todo es fufa,
porque lloverá café hirviendo en esta jungla, inshallah habrá una purga.
Todo era más bomba when I was younger,
sin marcas de zarpas, sin cargas.
Fantasmas que arrastran fantasmas, mal karma,
la verdad los achanta como un “claca-claca” de shotgun.
Flotando en alta mar, fingiendo que es donde quieres estar,
disimulando que no tienes ancla.
Riéndote por todo, haciendo como que no estás buscando una estela de espuma
y que no puedes hallarla…
Me llevan viendo aquí desde esa edad
en la que los ojos pierden la inocencia y ya no se restaura.
Todavía se me de noche escribiendo con litros en bancos de Las Palmas,
“midnight marauder”.
Putain Nino, con la puta y el outsider.
Si no ven que me los traigan. Cristo en Betsaida.
Caballos te trotan el pecho en slow-mo,
todo se pudre en time-lapse.
Democratizan las brújulas porque no hay nada a lo que llegar,
sólo hay una dirección: la caída. Suicidal.
Eloí, Eloí, lama sabactani,
el fin es que no hay fin, el fin es que no hay fin.
Eloí, Eloí, lama sabactani,
el fin es que no hay fin, el fin es que no hay fin.
Eloí, Eloí, lama sabactani,
el fin es que no hay fin, el fin es que no hay fin.
Eloí, Eloí, lama sabactani,
la sangre sabe a mí, la sangre sabe a mí.
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