Hip-Hop Nacional

Stream: Lucas & Laboca presentan «En Babia»

Por: Gipsy Spaceman30 de marzo de 2020 @ 11:45

Hace más de un año, Laboca y Lucas pillamos carretera entre montañas para encerrarnos tres días de invierno en Babia, al abrigo de los fantasmas pasados y futuros de un caserón, a volarnos con rap, siesta y zampa. Fuimos a escuchar el eco de cencerros que devolvían los rezos del río Luna junto al zumbido inevitable de la ciudad que se lleva dentro. Le sacamos humo a la chimenea, a las lenguas y a las máquinas, y cocinamos cuatro pepinos con dudosa denominación de origen. Encerrados, desordenamos y ordenamos ruido y silencio como duendes. Llegamos y nos fuimos a esperar que cuajase este relincho: justo ahora, más de un año después, aún en Babia. En estos días raros que nos han permitido acabar de pulir esto, la movida suena especialmente curiosa.

Ahora, descongelamos un EP que saca a la luz el germen de lo que no se ve, nuestra enfermedad y nuestra resistencia: un espejo que nos hipnotiza con cuentos de pájaros, de sofás eternos, de conspiraciones campechanas y del policía que llevamos dentro, pero también de las redes de afectos que nos sostienen. Trancando la puerta al colapso y dejando dentro de casa el zumbido de datos contradictorios pero compatibles, el ruido de los pasos de las facturas que se acercan, de arreglos callejeros sin resolver, con nuestra frágil perplejidad. Espectadores disimulando el disfrute de nuestras palomitas distópicas. Equilibristas del chiste que se estira entre el misterio monstruoso de la naturaleza microscópica y el desmantelamiento de la sanidad pública. Apoyando a quienes están paliando el desastre, aplaudiéndonos impotentes como tribu emocionada o en la inopia de los himnos. Sin poder escapar de una evidencia: ni la pandemia, ni el aislamiento, ni sus consecuencias son iguales para todxs. Volver a la "normalidad", tampoco. ¿Dónde era que íbamos corriendo antes de esta cuarentena?

En Babia, parados. Imaginando cómo se disipa la contaminación que aún pedorrea la locomotora. Descarrilando con su inercia en nuestra rueda de ejercicios de jaula. Agendando el ansia de otras acumulaciones. Juiciosos, sin salir, ayudándonos sin tocarnos, confiando en que estaremos dispuestos a pelear la vida en las plazas, cuando todo pase. Exigiendo desde el fondo de la caverna que la banca nos devuelva la pasta y que los Borbones dejen de parasitarnos. Agazapados en nuestra pereza para repensarnos en la olla de memes a presión. ¿Cómo se ventila el pajar de nuestras fantasías sin capar el celular? Rapeando como niños contra todo y todos y contra uno mismo. Bailando en pijama una sesión online del Sr. Rojo. Cada perro latiendo en su agujero, lamiendo su miedo. ¿Cuánto aguantaremos después respirando sin dinero? Cada perro permitiéndonos salir a unos metros del agujero, solo un rato. Ensayando voces que no repitan lo que hay, a ver si nos contamos la historia de cómo salirnos de rosca. Esperando que quienes nos escuchen completen el puzzle de alguna llave mágica, a ver si las siguientes vueltas de tuerca no aprietan a los invisibles. A ver si la razón es de quien pueda explicarla. Un poco en la parra, como siempre y como nunca. Sin romantizar la ocasión crítica ni rendirse al cinismo.

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