Artículo: Big Pun, leyenda latina del hardcore sofisticado (parte I)
Aunque hubiese sido más oportuno publicar este artículo hace un año, en 2018, cuando «Capital Punishment» cumplía veinte años, quien nos conoce sabe de sobras que la repercusión y las visitas no es algo que nos mueva. Como no debería haber excusas ni ninguna finalidad concreta para rendir tributo y recordar a los grandes nombres de toda aquella corriente o cultura con la que cada uno disfruta, en el día de hoy pretendemos repasar la historia de Big Pun hasta el lanzamiento de su álbum debut, así como compartir con vosotros algunos documentos más para rememorar el trabajo y el humor de Christopher Ríos.
El primero de estos extras es una mixtape que recoge temas previos al lanzamiento de su álbum debut, entre los que hay colaboraciones, freestyles, previos, versiones originales… Esta mixtape, titulada «Big Pun: PreCapital (95-98)», la podéis escuchar ya en YouTube y la semana que viene tendrá una versión limitada en formato cassette (para más información contactar conmigo en Instagram, Twitter o a través de email). El segundo extra será una recopilación de anécdotas contadas por los propios amigos de Pun que se publicará con la segunda parte de este artículo monográfico, la semana que viene.
Por sorprendente que pueda parecer, uno de los hechos claves de la vida de Big Pun sucedió en 1977 aproximadamente, cuando el de Bronx, de sangre puertorriqueña, tuvo un accidente en unas obras en Manhattan. El pequeño Christopher, de cuatro o cinco años, se rompió un tobillo y su madre interpuso una demanda judicial. Esa demanda se resolvería con un medio millón de dólares que, por una razón u otra, no llegarían a la cuenta de la familia Ríos hasta 1990, con un Christopher Ríos adolescente, de dieciocho años. Antes de recibir lo que sería este alivio económico, la infancia de Big Pun se desarrolló en la pobreza y con diversos problemas familiares.
Tras el divorcio de sus padres, su madre tuvo problemas de drogadicción y él sufriría el maltrato de su padrastro, algo que le causaría algunos problemas mentales que le harían perder el control llegando a golpear paredes, incluso comiendo yeso y hielo. El no tener un hogar ni el calor de su familia lo llevaría a pasar más horas en la calle, donde se interesaría por el baloncesto, boxeo y el rap principalmente. Pese a tener esas vías de escape que le alejaran de su complicada situación, durante una temporada estaría comercializando con droga hasta que tuvo que dormir encarcelado, cuando se replanteó ese método de ingresos. Durante esos años también llegó a vivir en la indigencia, hecho que se atenuaría gracias a sus amigos, hermanas y Liza, la chica con la que salía desde los quince años, en 1987.
Llegando ya al cobro de la indemnización por parte del estado, lo primero que hizo con ese dinero fue comprar un piso, en el mismo Bronx, de manera inmediata. A los pocos meses, también se casó con Liza. Si decíamos que el incidente en esas obras cuando era un crío era un acontecimiento remarcable en la biografía de Pun, puesto a que se transformaría en una cuantiosa indemnización, la importancia de ese incidente se alarga causando que Christopher Ríos ganara peso de manera vertiginosa. Parte de ese ingreso de un medio millón de dólares se destinó en la compra de un coche que le haría llevar una vida mucho más sedentaria. Entre su nueva casa y su nuevo coche, se fue alejando de las canchas de baloncesto, donde pasaba gran parte de sus días. A este factor hay que sumarle, obviamente, la comida, y es que según su gente más cercana, cualquier problema lo paliaba comiendo, pero cualquier éxito lo celebraba comiendo también.
Pese a que no estaba frecuentando tanto las pistas callejeras de baloncesto, fue precisamente ahí donde empezaría el verdadero motivo por el cual estamos hablando de él. En aquel entonces Pun estaba tanteando con el rap y en una de esas canchas conoció al dominicano Triple Seis (en esa época Joker Jamz), a raíz de este, acabaría conociendo al cubano Cuban Link (Lyrical Assassin en aquel momento) con quien empezaría a tomarse el rap más en serio y acabaría creando junto a él el grupo Rough and Rugged. Un poco más tarde, en 1993 aproximadamente, Triple Seis abandonó el grupo al que formaba y fue añadido al grupo junto a Prospect (en aquel entonces Toom). El grupo pasó a llamarse Caribbean Connection, aunque finalmente se rebautizó a Full-A-Clipse, el nombre con el que se empezarían a dar a conocer en sus bloques y que representarían en futuras oportunidades.
Los chicos de sangre caribeña querían demostrar que valían para algo, con lo que necesitaban dar un paso más en el rap y entrar en la industria musical. Para ello, no había muchas alternativas que conseguir que un sello se interesa por ti, o bien que lo hiciera algún artista con cierta popularidad que ya estuviera dentro. Optaron por la segunda opción. Nos situamos en el Bronx a principio-mediados de 1995, cuatro chicos latinos quieren rapear profesionalmente, ¿quién podría estar interesados en ellos? Sin duda, uno de los artistas con quien sería más factible sería José Antonio Cartagena, de sangre boricua-cubana, más conocido como Fat Joe. En 1993 debutó con «Represent», un álbum del cual hay que destacar el single «Flow Joe». En ese mismo momento, ya estaba trabajando en su segundo largo, y, paralelamente, estaba construyendo el colectivo Terror Squad, por lo que tenía que estar con los ojos abiertos, aunque más bien con los oídos destapados.
El plan fue montar un pequeño y espontáneo cypher cuando se encontraran con el gordo Joe. Este ha contado más de una vez cómo al salir de una tienda al comprar una Pepsi Light se encontró de manera muy sospechosa un ridículo corro de latinos rapeando, algo bastante inusual en aquel momento y localización. Era un “ahora o nunca” y Big Pun, en aquel momento bajo el aka de Moon Dog, arrancó a rapear con esa enfermiza técnica que siempre le ha caracterizado, culminando su rapeo con: “I doom the world like I was God and throw my gun away / Then snatch the moon out the sky, and blow the sun away”, unas de las barras que consiguieron abrir la puerta de co-piloto del coche de Joe para que se sentara su nueva apuesta: Big Dog Punisher.
Fat Joe, quien acabaría demostrando su enorme inteligencia y habilidad para los negocios en diferentes ocasiones, no necesitó más y se llevó a Moon Dog al estudio de inmediato. Ahí conseguiría grabar la que sería su primera referencia discográfica gracias a su colaboración en el tema «Watch Out», donde escupiría algunas de esas barras que impresionaron a su nuevo mentor bajo un ritmo de Diamond D y aparecerían también otras dos apuestas: Armaggedon y Keith Nut.
Durante los próximos meses, Joe invitaría a Pun a diferentes actos (promocionales, radiofónicos, fiestas, conciertos…) con el objetivo de empezar a dar a conocer su nombre. El 31 de agosto de 1995, por ejemplo, participó en el show de Stretch & Bobbito, donde pudo escupirse unas rimas junto a otros miembros de la Terror Squad. También en el ’95 pudo aparecer en el primer volumen del «60 Minutes of Funk» de Funkmaster Flex. Joe y Flex han contado en alguna ocasión cómo se grabó ese trabajo. Para esos proyectos, Funkmaster Flex apenas contrataba un par de sesiones de estudio, por lo que el mismo día tenían que juntarse muchos de los participantes y les prohibió traer invitados extras. El bueno de Fat Joe desobedeció y se trajo a Big Dog Punisher y pactó con Flex que le dejarían soltarse unas barras, si daba la talla, se quedaba, si no, se iba. En ese estudio, D&D precisamente, estaba gente como Mobb Deep o The Fugees. Todos se quedaron impresionados por la hambrienta técnica de Pun, por lo que se quedó y colaboró junto a Joe en su correspondiente freestyle.
Fat Joe no sólo quería presentar a Big Pun al público, sino que también quería la aprobación de los grandes del juego. Estamos en Nueva York en 1995, ¿quiénes tienen la corona? Nas y Biggie. Por si no fuera suficiente, también quería la bendición de Kool G Rap, el padre de la característica más predominante de la técnica de Pun: la rima multisilábica. Aunque con Notorious no hubo contacto (en alguna entrevista Fat Joe dijo que tenía en mente conseguir juntarlos en algún tema), Joe se fue a Queens con Pun para que este último mostrara sus skills a G Rap y Nas. Big Dog les tenía una enorme admiración, de hecho, Kool G Rap cuenta cómo se arrodilló ante él ese mismo día que lo conoció. Una vez escupidas algunas rimas, ambos reconocieron el potencial que tenía el puertorriqueño. Algo parecido pasó con Raekwon, que era un buen amigo de Joe en esa época. Con el miembro de Wu-Tang grabaron el tema «Firewater» ya con el segundo álbum de Fat Joe finalizado, así que se lanzó junto a «Envy» en un maxi-single.
La primera parte de este artículo monográfico sobre Big Pun la dejaremos en este punto, en 1996, en un momento donde Christopher Ríos ya había aparecido en la radio, en la televisión, acompañando a Fat Joe en bolos de la gira de «Jealous One’s Envy», y con el respeto de gente como Mobb Deep, Raekwon, The Fugees, Nas o Kool G Rap gracias a ese rap que él mismo catalogaba como "hardcore sofisticado". Con todo esto conseguido, ya sólo faltaba el contrato que permitiese sacar su música de manera verdaderamente individual.
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