Hip-Hop Nacional
Review: Tone - Algunos cortes
Después de un parón largo desde la última review, que tanta buena acogida tuvo, poco a poco iremos retomando esta sección de la que pronto os daremos noticias. Esta vez el amigo WhiteNegrata analiza con todo detalle uno de los discos clásico de rap patrio: Tone - Algunos cortes
REVIEW
Luego de mostrarse al panorama mediante colaboraciones con Duo Kie y de debutar en solitario con el maxi Tr3s ojos en la espalda, Tone sacó Algunos cortes, su primer y hasta ahora (septiembre de 2013) último LP. Acompañado por el relevante músico asturiano Dark La eMe a los mandos de la maquinaria rítmica, el MC puso el listón por las nubes con un trabajo inimitable.
Se abre el telón sin ninguna intro que entorpezca el espectáculo. El primer ritmazo que se saca de la manga Dark la eMe galopa firme, bien domado por Tone. San Andrés es una gran muestra de amor al barrio, un análisis del lugar que habita. Además resulta buen aviso de lo que vamos a encontrarnos a lo largo del LP. La enorme habilidad del rapper de Fuenlabrada hace aparición desde el primer aliento que roza el micro. Minuciosidad, visión microscópica: “pongo bajo el paladar al gapo más gordo que me pueda subir mi nuez y le soplo el culo pa’ estrellarlo a dos metros de mis pies”.
El track dos llama al disfrute de lo más mundano, al conformismo inteligente, al gozo mediante los detalles agradables del día a día: “respira, eso ya es una pequeña victoria, ¿qué más quieres, eh?”. Parece ser una conversa dirigida hacia sí mismo (“y ya lo sabes, Tone”). Pero dicha reivindicación está bañada en un deje de enfado por la otra cara de la moneda, las putadas rutinarias: “victorias de Estratego. Da igual, mañana habrá que levantarse y volverlo a hacer de nuevo (…) parece a veces que las mierdas se tuercen pa’ picarte los billes como en la Renfe”. Beat relajado, la percusión se queda casi a solas con la voz de Tone varias veces, dándole empuje al discurso.
Uno de los instantes más álgidos del disco lo provoca el tercer corte, canción de incómoda recepción ya desde la lectura del título: Asma, pus y grasa industrial. Se dibuja un ambiente gris, agobiante. Tone habla desde la conciencia de un trabajador explotado: “(…) después del papeo es Mortal Kombat contra el sueño (…) achicharra el horario (…) haiku en la puerta del váter (…) me llamo tendinitis crónica y vivo en las muñecas de este pavo (…)”.
La espesa instrumental es el imprescindible cimiento sobre el que se edifica la lúcida perorata, el escenario necesario para que Tone se explaye. Construida a base de elementos como martillazos lejanos y una caja botando cansinamente, muere en el minuto 4:20 para resucitar en una forma diferente, en compañía de la voz por momentos distorsionada del maestro de ceremonias. El habilidoso tartamudeo que éste exhibe en numerosas ocasiones a lo largo del disco se convierte en protagonista de este tramo: “puedo-do tra-ta-tar de ta-tapo-ponar la-las te-terminaciones de los nervios”.
En Aislan-T Tone radiografía el insano entorno en el que vivimos a través de situaciones varias, y se muestra asqueado. Se niega a adentrarse en esa extraña farsa, el aislamiento supone la salvación: “vale que afuera hay todo un mundo precioso, ¿no? Claaro, y todo eso, pues vale, os lo regalo. Sólo vale pa’ vivir en un continuo `¿y ahora cómo coño me lo hago?´”
Al aparentemente beat más clásico del disco, con una batería y piano bastante estándares, le dan ramalazos electrónicos. La eMe impecable de nuevo.
Sombras alargadas comienza con un poco de scratcheo, justo antes de que entre a rapear el primer colaborador de Algunos cortes: Modes. Se marca unas líneas que arrancan decentes pero que acaban desinflándose para dejar un sabor del montón. Y el bajonazo que pega el medidor de calidad es muy brusco. Menos mal que le pasa rápido el relevo al titular del disco y todo vuelve a la perspicaz normalidad que hasta ahora dominaba. Retornan las frases magistrales que no permiten la falta de atención. El ritmo le da un aire épico al breve estribillo final.
A continuación llega un tema de base envolvente sobre la que La T vomita otro trozo para enmarcar como quién no quiere la cosa: “productos lácteos con un slogan que dice: `me cago en la leche´ ” Después, se inserta una profunda frase de un narrador externo. Y la canción termina con el mantra: “el ruido y nuestros pasos entre fallos de la luz… entre fallos de la claridad”.
Dark pone un elegante beat que dota al ambiente de una luminosidad poco habitual en el recorrido del tracklist. Estamos en Presencia residual cero. La parte lírica es un cúmulo de excepcionales ocurrencias de un nivel al que a estas alturas el oyente ya va acostumbrándose. De entre todas ellas, brilla un estribillo con mucha miga: “he dejado de hacer caso a la prueba del algodón, ya no estás más a mi lado, vanidad. Fue la prisa por vencerte lo que me hizo conocerte, no me volverá a pasar”.
Un día más: minuto y medio que da para cagarse en el sistema laboral, mofarse de los especímenes de discoteca, expresar que los problemas superan en número a los placeres o sacar una foto del parque de un barrio cualquiera. En un LP como el que nos concierne, todo esto es prácticamente un skit.
Si chapan el Seven es una de las canciones más populares del disco, si no la más. Tone enfoca todo su potencial en homenajear a su gente y a plasmar situaciones cotidianas que causan un alto grado de identificación en el oyente medio: “(…) que sí, que sí, señora, que ya nos vamos. Pssss una polla como el cuello de un cisne (…) nuestro banco era mucho más que un banco, como el de la cuenta Patagon”. No faltan las frases que te levantan del asiento mientras reflexionas sobre la locura, humor e ingenio infinitos del emisor: “con cuatro Donuts en la polla y un viaje estelar en una burbuja de Mistol, la vida no tiene sentido si no puedes reventarle la cabeza de un tiro en el GTA a un gordo en bañador”.
Puzzle de sonidos muy bien encajado por el beatmaker. Y memorable estribillo que remata esta puta genialidad de tema.
El espectacular beat de Bote de pimienta, que bien podría servir de BSO en un film de ciencia ficción, es posiblemente mi favorito del LP. Tone no baja el nivel ni a tiros, escupiendo una verborrea que en un momento te pone a cavilar con empeño y al siguiente te saca la sonrisa: “afeitarse con la luz apagada (…) serás el gato al que estrangulan con un ovillo de lana (…) jodido como hacerse un gayola sin pulgares”.
Dark La eMe inicia Iris canela vacilando con un ritmazo funkarra muy fogoso sobre el que Jul salta con un estribillo de entonación reggae que líricamente casa con el rollo de Tone. El MC principal se dedica esta vez a regodearse en el amor que profesa hacia su chavala: “sólo logro respirar mientras te follo cada noche con tu aliento en mi pulmones (…) te juro que mis verdes sólo buscan tus marrones”.
El orgullo de ser un refugiado ante el ruido externo, ante la caótica masa, aparece nuevamente en Bic cristal. Retrato del escritor insomne, artesano de boli y folio: “cuatro y veinte, mañana no habrá Dios que me levante. No importa que a lo que a mí me importe pa’ los demás no sea importante”. Movimientos firmes de batuta por parte de eMe.
Creo que fue Coppola el que dijo que es útil para impactar al consumidor de tu obra colocar el mejor material que poseas al principio y al final de la misma. El disco que estoy reseñando es material exquisito en toda su plenitud, pero cabe destacar la fuerza de su inicio con la ya analizada San Andrés y el inmejorable sprint final que realiza la canción que da título al LP. Entendimiento absoluto entre beatmaker y MC, elegiría este track para resumir la personalidad del disco.
Nos encontramos ante un trabajo totalmente imprescindible, un fijo en los puestos altos de la historia del Rap en España. La dupla formada por la M y la T juega en la liga de los Griffi & Juan, Dive & Mucho o Narko & Elpho.
Los extensos paisajes sonoros que crea Dark La eMe están híper poblados por matices salidos de la genial y extravagante mente de Tone. El madrileño es un observador superdotado, que sabe hablar de las cosas más normales en el día a día de un chico en un barrio, y al mismo tiempo es capaz de inventar grotescas imágenes de una imaginación y extrañeza asombrosas. Llena sus textos de referencias a jugadores de basket, actores, utensilios, videojuegos, comediantes o músicos; a personajes de universos como los de Xmen, Jackass o South Park. Además consigue ser ácido, gracioso y muy crítico con la sociedad reinante.
Arremete varias veces contra las tan numerosas personas banales de su (nuestro) alrededor, dejando al descubierto lo rancio de ese ansia de ser “normal” y encajar en un mundo cruelmente hipócrita, y parodiando las trivialidades que sueltan: “piensan que son muy distintos del pavo que soba en un cajero de La Caixa”; “menos mal que tenemos por tos laos a piñón a los guapos, a los triunfadores, a los señores de `por Dios, yo no sería capaz de hacer eso jamás´ pa' recordarnos lo horribles y miserables que somos todos los demás”; “solían decir: `dejad en paz al chaval, joder, no le agobiéis, que aunque hable como una furcia, es inteligente y el día que tenga responsabilidades seguro que se da cuenta de que con todas esas chorradas no se llega a ninguna parte´ ”
No es de extrañar que la técnica de rapeo de Tone quede eclipsada por la inmensidad lírica. Pero puestos a hablar de la manera de fluir del de Fuenlabrada, ha de decirse que es la adecuada para las instrumentales y estilo general del trabajo. Se amolda a cada beat correctamente. El mayor alarde de virtuosismo es quizás el mencionado tartamudeo, original recurso: “estuve-ve pe-perdi-dido-do como-mo la mirada en el horizonte (…) no po-podras-drás des-deshacerte-te nu-nunca-ca de-de tu sombra”.
He leído viejas críticas que achacan a Algunos cortes una excesiva complejidad, un ensimismamiento exagerado, un disparo de metáforas demasiado a bocajarro y una desmesurada experimentación en el campo instrumental. Para mí, esos argumentos confunden virtudes con defectos. Es como decir que Jordan se eleva demasiado en el aire, como si nos quejamos de que los chinos sigan abiertos cuando ha chapado hasta el Seven.
Disco de culto.
Se abre el telón sin ninguna intro que entorpezca el espectáculo. El primer ritmazo que se saca de la manga Dark la eMe galopa firme, bien domado por Tone. San Andrés es una gran muestra de amor al barrio, un análisis del lugar que habita. Además resulta buen aviso de lo que vamos a encontrarnos a lo largo del LP. La enorme habilidad del rapper de Fuenlabrada hace aparición desde el primer aliento que roza el micro. Minuciosidad, visión microscópica: “pongo bajo el paladar al gapo más gordo que me pueda subir mi nuez y le soplo el culo pa’ estrellarlo a dos metros de mis pies”.
El track dos llama al disfrute de lo más mundano, al conformismo inteligente, al gozo mediante los detalles agradables del día a día: “respira, eso ya es una pequeña victoria, ¿qué más quieres, eh?”. Parece ser una conversa dirigida hacia sí mismo (“y ya lo sabes, Tone”). Pero dicha reivindicación está bañada en un deje de enfado por la otra cara de la moneda, las putadas rutinarias: “victorias de Estratego. Da igual, mañana habrá que levantarse y volverlo a hacer de nuevo (…) parece a veces que las mierdas se tuercen pa’ picarte los billes como en la Renfe”. Beat relajado, la percusión se queda casi a solas con la voz de Tone varias veces, dándole empuje al discurso.
Uno de los instantes más álgidos del disco lo provoca el tercer corte, canción de incómoda recepción ya desde la lectura del título: Asma, pus y grasa industrial. Se dibuja un ambiente gris, agobiante. Tone habla desde la conciencia de un trabajador explotado: “(…) después del papeo es Mortal Kombat contra el sueño (…) achicharra el horario (…) haiku en la puerta del váter (…) me llamo tendinitis crónica y vivo en las muñecas de este pavo (…)”.
La espesa instrumental es el imprescindible cimiento sobre el que se edifica la lúcida perorata, el escenario necesario para que Tone se explaye. Construida a base de elementos como martillazos lejanos y una caja botando cansinamente, muere en el minuto 4:20 para resucitar en una forma diferente, en compañía de la voz por momentos distorsionada del maestro de ceremonias. El habilidoso tartamudeo que éste exhibe en numerosas ocasiones a lo largo del disco se convierte en protagonista de este tramo: “puedo-do tra-ta-tar de ta-tapo-ponar la-las te-terminaciones de los nervios”.
En Aislan-T Tone radiografía el insano entorno en el que vivimos a través de situaciones varias, y se muestra asqueado. Se niega a adentrarse en esa extraña farsa, el aislamiento supone la salvación: “vale que afuera hay todo un mundo precioso, ¿no? Claaro, y todo eso, pues vale, os lo regalo. Sólo vale pa’ vivir en un continuo `¿y ahora cómo coño me lo hago?´”
Al aparentemente beat más clásico del disco, con una batería y piano bastante estándares, le dan ramalazos electrónicos. La eMe impecable de nuevo.
Sombras alargadas comienza con un poco de scratcheo, justo antes de que entre a rapear el primer colaborador de Algunos cortes: Modes. Se marca unas líneas que arrancan decentes pero que acaban desinflándose para dejar un sabor del montón. Y el bajonazo que pega el medidor de calidad es muy brusco. Menos mal que le pasa rápido el relevo al titular del disco y todo vuelve a la perspicaz normalidad que hasta ahora dominaba. Retornan las frases magistrales que no permiten la falta de atención. El ritmo le da un aire épico al breve estribillo final.
A continuación llega un tema de base envolvente sobre la que La T vomita otro trozo para enmarcar como quién no quiere la cosa: “productos lácteos con un slogan que dice: `me cago en la leche´ ” Después, se inserta una profunda frase de un narrador externo. Y la canción termina con el mantra: “el ruido y nuestros pasos entre fallos de la luz… entre fallos de la claridad”.
Dark pone un elegante beat que dota al ambiente de una luminosidad poco habitual en el recorrido del tracklist. Estamos en Presencia residual cero. La parte lírica es un cúmulo de excepcionales ocurrencias de un nivel al que a estas alturas el oyente ya va acostumbrándose. De entre todas ellas, brilla un estribillo con mucha miga: “he dejado de hacer caso a la prueba del algodón, ya no estás más a mi lado, vanidad. Fue la prisa por vencerte lo que me hizo conocerte, no me volverá a pasar”.
Un día más: minuto y medio que da para cagarse en el sistema laboral, mofarse de los especímenes de discoteca, expresar que los problemas superan en número a los placeres o sacar una foto del parque de un barrio cualquiera. En un LP como el que nos concierne, todo esto es prácticamente un skit.
Si chapan el Seven es una de las canciones más populares del disco, si no la más. Tone enfoca todo su potencial en homenajear a su gente y a plasmar situaciones cotidianas que causan un alto grado de identificación en el oyente medio: “(…) que sí, que sí, señora, que ya nos vamos. Pssss una polla como el cuello de un cisne (…) nuestro banco era mucho más que un banco, como el de la cuenta Patagon”. No faltan las frases que te levantan del asiento mientras reflexionas sobre la locura, humor e ingenio infinitos del emisor: “con cuatro Donuts en la polla y un viaje estelar en una burbuja de Mistol, la vida no tiene sentido si no puedes reventarle la cabeza de un tiro en el GTA a un gordo en bañador”.
Puzzle de sonidos muy bien encajado por el beatmaker. Y memorable estribillo que remata esta puta genialidad de tema.
El espectacular beat de Bote de pimienta, que bien podría servir de BSO en un film de ciencia ficción, es posiblemente mi favorito del LP. Tone no baja el nivel ni a tiros, escupiendo una verborrea que en un momento te pone a cavilar con empeño y al siguiente te saca la sonrisa: “afeitarse con la luz apagada (…) serás el gato al que estrangulan con un ovillo de lana (…) jodido como hacerse un gayola sin pulgares”.
Dark La eMe inicia Iris canela vacilando con un ritmazo funkarra muy fogoso sobre el que Jul salta con un estribillo de entonación reggae que líricamente casa con el rollo de Tone. El MC principal se dedica esta vez a regodearse en el amor que profesa hacia su chavala: “sólo logro respirar mientras te follo cada noche con tu aliento en mi pulmones (…) te juro que mis verdes sólo buscan tus marrones”.
El orgullo de ser un refugiado ante el ruido externo, ante la caótica masa, aparece nuevamente en Bic cristal. Retrato del escritor insomne, artesano de boli y folio: “cuatro y veinte, mañana no habrá Dios que me levante. No importa que a lo que a mí me importe pa’ los demás no sea importante”. Movimientos firmes de batuta por parte de eMe.
Creo que fue Coppola el que dijo que es útil para impactar al consumidor de tu obra colocar el mejor material que poseas al principio y al final de la misma. El disco que estoy reseñando es material exquisito en toda su plenitud, pero cabe destacar la fuerza de su inicio con la ya analizada San Andrés y el inmejorable sprint final que realiza la canción que da título al LP. Entendimiento absoluto entre beatmaker y MC, elegiría este track para resumir la personalidad del disco.
Nos encontramos ante un trabajo totalmente imprescindible, un fijo en los puestos altos de la historia del Rap en España. La dupla formada por la M y la T juega en la liga de los Griffi & Juan, Dive & Mucho o Narko & Elpho.
Los extensos paisajes sonoros que crea Dark La eMe están híper poblados por matices salidos de la genial y extravagante mente de Tone. El madrileño es un observador superdotado, que sabe hablar de las cosas más normales en el día a día de un chico en un barrio, y al mismo tiempo es capaz de inventar grotescas imágenes de una imaginación y extrañeza asombrosas. Llena sus textos de referencias a jugadores de basket, actores, utensilios, videojuegos, comediantes o músicos; a personajes de universos como los de Xmen, Jackass o South Park. Además consigue ser ácido, gracioso y muy crítico con la sociedad reinante.
Arremete varias veces contra las tan numerosas personas banales de su (nuestro) alrededor, dejando al descubierto lo rancio de ese ansia de ser “normal” y encajar en un mundo cruelmente hipócrita, y parodiando las trivialidades que sueltan: “piensan que son muy distintos del pavo que soba en un cajero de La Caixa”; “menos mal que tenemos por tos laos a piñón a los guapos, a los triunfadores, a los señores de `por Dios, yo no sería capaz de hacer eso jamás´ pa' recordarnos lo horribles y miserables que somos todos los demás”; “solían decir: `dejad en paz al chaval, joder, no le agobiéis, que aunque hable como una furcia, es inteligente y el día que tenga responsabilidades seguro que se da cuenta de que con todas esas chorradas no se llega a ninguna parte´ ”
No es de extrañar que la técnica de rapeo de Tone quede eclipsada por la inmensidad lírica. Pero puestos a hablar de la manera de fluir del de Fuenlabrada, ha de decirse que es la adecuada para las instrumentales y estilo general del trabajo. Se amolda a cada beat correctamente. El mayor alarde de virtuosismo es quizás el mencionado tartamudeo, original recurso: “estuve-ve pe-perdi-dido-do como-mo la mirada en el horizonte (…) no po-podras-drás des-deshacerte-te nu-nunca-ca de-de tu sombra”.
He leído viejas críticas que achacan a Algunos cortes una excesiva complejidad, un ensimismamiento exagerado, un disparo de metáforas demasiado a bocajarro y una desmesurada experimentación en el campo instrumental. Para mí, esos argumentos confunden virtudes con defectos. Es como decir que Jordan se eleva demasiado en el aire, como si nos quejamos de que los chinos sigan abiertos cuando ha chapado hasta el Seven.
Disco de culto.
6 Comentarios
Espectacular review, me flipa esta seccion, espero proximas publicaciones, que no pare!
Como bien dice al final, Disco de culto. Buena reseña para para un enorme disco.
Genial review. Esto es un discazo, un clásico con todas las letras.. Tone es de lo más grande que tenemos en el rap patrio.
Big Up para WhiteNegrata !
En su tiempo este discazo pasó sin pena ni gloria para la mayoría, otros, como bien dice WhiteNegrata! en este espléndido texto, lo catalogamos de culto al poco tiempo, y es que nada menos podía salir de la unión de TONE y Dark La Eme....
Gracias por el escrito, creo que describe perfecto el disco.
Joder, no lo he escuchado nunca. Sólo recuerdo una promo de este LP en una revista, en los tiempos en los que pillaba alguna que otra.
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