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Publicado el 18 de marzo de 2013 @ 01:38
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9.3

Sólo Los Solo
Retorno Al Principio (1998)

1998: dos tipos que ya cargaban con unos cuantos años de Hip Hop a las espaldas publican su primer trabajo de larga duración como grupo: Retorno al principio. Comienza la andadura de la alianza más brillante que ha engendrado el Rap en castellano.   El título de la obra resume el aspecto central de la misma: fijar la vista en el origen, en las raíces. Y las raíces en este caso no son sólo los géneros negroides de los que deriva el Rap. La situación geográfica del grupo propicia un coctel de estilos en el que están muy presentes músicas como la Rumba o el Flamenco. También tiene que ver con temáticas como la concentración en lo esencial, placeres de andar por casa o añoranza de la niñez. La función empieza con una introducción ambiental que adquiere sentido observando el paisaje marciano que pisan los protagonistas en la portada. Ruido de algún lugar desértico en el que hace aparición alguna especie de robot o aparato. Pero la auténtica tarjeta de presentación es el track 2: Somos Sólo los solo. Juan Solo abre con una de las frases más reconocibles de Los Chichos mientras Griffi juguetea hábilmente con sonidos rumberos. Con esta canción muestran quienes son, de qué va lo que nos disponemos a escuchar. Es la primera parada en un recorrido musical de sabor mediterráneo en el que un MC y un DJ compenetrados al máximo exponen su inmenso talento. El flow áspero y aflamencado de Juan esculpe líricas de diversa índole. Retorno al principio expresa hastío ante el mezquino mundo que habitamos. Rabia contra demonios como el materialismo, la ambición desmedida o la falta de honradez. Y de entre toda esa escoria rescata su independencia, su valor individual, su gente: “No olvido que en mi cabeza nadie manda, sólo mis queridos hacen caso de mis gritos, nadie en lo alto me dará lo que necesito”. La guitarra de Griffi rasga el aire suavemente, y el estribillo es buen exponente de la calidad que atesoran Los Solo para crear ganchos con pegada. Tira y camina es el himno del obrero, una piedra lanzada a los explotadores. Expresamente dedicada al sacrificio de los padres, a los emigrantes, al trabajador de a pie. La fusión de un corro de gitanos cantando Flamenco y un círculo de negros escupiendo Rap. Así se dibujan en mi mente los skits Improviso 1 y 2. Una muestra más de la mezcla entre música negra e ibérica que he mencionado unas líneas más arriba. Aportan frescura al tracklist, dos pequeños respiros.   Puro storytelling son La del perro (uno de los grandes clásicos del grupo) y Quiero que ahora me folles. La primera se trata de una divertida historieta sobre la lección que le dan nuestros protagonistas a un facha que pasea su agresivo can por el barrio, y de paso una crítica a esa moda de adquirir perros para estimular su furia animal y así fardar de tipo duro. La segunda narra las aventuras sexuales de Juan, con Dlux clavando un explícito estribillo. El sample utilizado por Griffi es de los más pegadizos del disco, creando un ambiente perfecto para el tono de la canción. Eddine Säid es otro cantante que aporta un notable hook en Inspiración, tema sobre el acto creativo que parece flotar en los oídos gracias al sonido relajante que saca El Hábil y suave. Y un joven Payo Malo es el colaborador que faltaba por mencionar, poniendo todo su carisma calé (“Mala patá te den en el bullate y que cague peor… ven acá pa’cá, ven acá pa’cá”) en El funeral de plástico, una muestra de amor al vinilo y a la figura del DJ, un reproche a los agoreros que presagiaban la muerte del legendario formato de reproducción. Juan se atreve a invocar esta vez a Radio Futura: “Dicen que tienes surcada la piel, y es que estás hecho de plástico fino”. Una tela caribeña envuelve este banger, que además está repleto, como no, de scratches. Griffi araña con pasión durante gran parte del disco;  más focalizada y funkarramente en Pagarás mis platos rotos. Pues cómo no es posiblemente lo más gordo del disco. El Flamenco de Griffi y el estribillo son para echar de comer aparte. El MC fluye agigantado, hablando sobre los vicios, los excesos ante los que no se debe sucumbir. En el primer round vomita un una larga longaniza de palabras terminadas en -ico, que a diferencia de las de otros (qué pasó Rapsusklei y cía.) no carece de sentido y transmite eficazmente. Imágenes como: “Has eclipsado al sol con tus sábanas” están muy presentes en el texto de esta canción, y durante los próximos años adquirirían mayor peso en el discurso del de Rubí. La crítica al sistema vuelve a hacer aparición a través de Bienvenido a mi sueño, donde el beatmaker se decanta por una base futurista que es la que más se escapa de la uniformidad sonora del LP. Juan se lleva las manos a la cabeza cuando ve las decisiones psicópatas que toman los amos del planeta. Como cualquier persona con sangre en las venas, se escandaliza ante semejantes atrocidades. Me vuelve loco la travesura de beat salsero que crea Griffi en Princesas, retrato de esas mujeres artificiales cuyo objetivo es brillar ante las cámaras junto a su marido millonario, del cual viven ostentosamente. Juan Solo es inmune al hechizo de éstas y lanza un acertado mensaje para todas ellas: “No te queda crédito en el prototipo de mujer moderna que sabe lo que quiere y todo eso, justificación sin peso, no nos camelarás zorrita, nunca, con tus besos”.   Una oscura instrumental es el vestido de Gramática parda, contundente descripción del joven obligado a buscarse la vida por derroteros llenos de trapicheos y desventuras callejeras. Juan no se doblega, no quiere vivir bajo el yugo capitalista. La última estrofa desenmascara al enemigo común: “Los enemigos no están en la calle, están en los despachos sentados diciéndote que calles, con trajes de buen talle. Cuesta tanto ver a alguno de estos metido en la cárcel… en ella solo veo mutantes con chándal”. Del palorro es ego, vacile, fluir por diversión y ganas de humillar a unos cuantos oponentes. Simplicidad burlona, aplastante. Percusión potente domina en Nunca fuimos de los suyos, nostálgica alabanza a la virtud infantil. Juan se observa a sí mismo de niño, jugando despreocupado, sin complejos, abierto. El paso del tiempo ha magnificado sus temores y penurias. Intenta mantener al tierno infante de su interior vivo, para que las ilusiones y esperanzas que todavía atesora no caduquen. El duende de Los Solo se pone a disposición de los pequeños placeres en La kasta, exhibiendo más que nunca el carácter mediterráneo: “Más bueno que un plato jamón son tus besos, amor (…) después de una larga fiesta, un puchero de garbanzos y una buena siesta”. Todo ello orquestado con un ritmo vacilón, muy Del Palo. Perfecta para escuchar a la sombra en pleno agosto.   Este disco es grandioso, y la calidad que desprende adquiere mayor dimensión al remarcar el tiempo en el que fue expuesta. Los compañeros de generación de Retorno al principio son, salvando a algunos contados con los dedos de la mano, mediocres. Y lo que es peor: los puristas eran ejemplares abundantes. Si hoy en día todavía nos encontramos con oyentes obcecados en un sonido concreto, desestimando experimentos y reacios a aceptar que el Rap es simplemente música, me da miedo visualizar como estaría el percal por aquella época. Sólo los solo es el rayo de luz justiciero en el nublado Rap español. Es la contestación a todo ese absurdo conservadurismo raperil, ya no sólo por osar hacerle frente, si no por aplastar musicalmente a cualquier producto que naciera de éste, encadenado por directrices sin sentido. Juan Solo y Griffi en Retorno al principio son dos piezas encajadas a conciencia que  forman un rico concepto en común. En las entrevistas de la época la pareja afirmaba que si no se hubieran conocido, probablemente habrían creado música diferente. Demos gracias a Destino esta vez por la unión de estos dos genios. El Dream Team.