Frank T - Y Al Final Yo Seguiré Siendo Quién Soy

Producido por: Frank T

Letra de Y Al Final Yo Seguiré Siendo Quién Soy

Qué ha pasado son las 4 y el sol no ha salido,
se ha escondido, se ha metido, o es que acaso se ha invertido.
El proceso ese de cuando amanece o anochece,
cuando el hombre come engorda o también crece.
Sin alguna duda estoy probando claramente que hay un cambio
si antes Stallone era Rambo ahora es rambio.
Mi labio se ha movido y yo le ordeno que esté quieto.
Digo la verdad a quién me escucha y yo le miento.
Si París no es la capital de aquí este país,
porque cuando digo que esto es gris
me llevan la contraria, yo les pego y les grito
el universo inverso y esto culpa es de quién.
Ya le he visto es como un payaso que se ríe y hace de reír,
su cometido sin embargo es destruir.
Quiere que no me escuches, y me llames negro loco,
iluminarte con su foco y quemarte poco a poco,
hacerte una patética foto de tu cráneo azul y roto,
y en la mesa pentagonal va a comer paté de mortal
y al final succionar y tenerte que enterar,
aguantar y saber cómo el averno te va a enterrar.


La primera esquina de la mesa pentagonal ha sido quitada
y como resultado otra mesa pero esta vez cuadrada.
Uno de los payasos fue detrás de mí y se convirtió
en una exsuberante y excitante mujerzuela.
Ella pretendía llevarme a una habitación,
excitarme, fornicarme, debilitarme, y al acabar matarme,
sin embargo se delató cuando por nada sonrío
y su roja nariz de payaso sin querer se iluminó,
me cogió del cuello y empezó a pegarme en la cara
y cuanto más daño me hacía más el culo se partía;
la risa del payaso a mí me contagió
y cuando acabé de reír el payasó explotó.
Automáticamente la mesa quedó triangular
y los otros tres payasos se empezaron a preocupar,
decidieron buscarme sin poderme éstos encontrar.
De tanto buscar se empezaron a debilitar,
y cansados me encontraron con un hacha para cortar
la mesa en la que todavía ellos manejaban
a todos aquellos que con sus risitas engañaban.
Uno de los tres tenía una bolsa de cocaína,
la cual siete kilos de este polvo contenía y me ofrecía a mí
para que yo aspirase de esta droga por mi nariz
y así yo sentirme gracias a ellos más feliz,
sin embargo me hizo tanta gracia que la risa otra vez me dominó
y el payaso falleció.
La mesa quedó reducida en un pequeño palo,
los otros dos payasos eran sin duda los más malos


Mi rima no sirvió, mi risa no valió,
pero así fue como se normalizó todo en mi interior,
preparado para la próxima batalla estoy
y aunque no consiga mucho, al final yo seguiré siendo quién soy.