Vito & Acid Lemon - Manual contra el naufragio

Letra de Manual contra el naufragio

A veces la pasión es oportuna,
otras un barco hundido en la laguna.
Yo al mundo le pregunto si el dinero es la fortuna,
y alguna vez duda y me responde: «¡Tierra llamando a la luna!».

A veces saldría al jardín,
me escaparía con el ruin botín de frases sueltas.
A fin de cuentas, voy a seguirte hasta el fin
aunque siga recto este camino y ambos ya estemos de vuelta.

A veces me asomo al balcón
y confundo el pájaro con el avión, no tengo perdón de Dios.
A veces se me rompe un jarrón
y cuando junto los fragmentos me aparece una canción.

A veces la escribo del tirón y digo:
«¡Parece fácil, amigo!», pero me obligo.
Si alguna vez la inspiración ha sido hielo derretido,
yo me he encontrado su reguero y lo he seguido, no es herido que aquí yazgo…


[Estribillo]
Contando peces en un charco:
nadan tranquilamente hasta que pasa un barco
Que navega veloz hasta que estalla una guerra,
y luego se oye una voz que grita: «¡Cuerpos a tierra!».

Yo me escapé, y ya me ves, estoy aquí,
he desertado de cualquier ejército que luche por mí,
Desde un castillo de arcilla y marfil:
sólo un delirio de mi sueño febril.


A veces pego un salto de la cama
cuando la luz de la mañana se derrite y se derrama sobre mí,
Y soy un hombre feliz, aunque le añada dramatismo
haciendo funambulismo sobre el pentagrama.

No sirve de nada mirar el abismo,
a veces ser otra persona y otras ser tú mismo.
No estoy en lucha con nadie y es un detalle
cuando me pongo la capucha y me lanzo a la calle.

A veces se me cruza un gato negro
y lejos de enfadarme lo celebro
Porque no hay espejo que refleje nuestra suerte,
porque sé que hay algo que atesoro y no es frecuente, no.

A veces tengo un sueño donde vuelo sobre el Himalaya,
y a veces me subo a un avión y beso una medalla.
Porque vaya donde vaya la llevo conmigo,
yo celebro con o sin motivo y así vivo sorprendido del hallazgo…

[Estribillo]
Contando peces en un charco:
nadan tranquilamente hasta que pasa un barco
Que navega veloz hasta que estalla una guerra,
y luego se oye una voz que grita: «¡Cuerpos a tierra!».

Escápate de madrugada, huye de aquí,
no esperes que ninguna armada haga nada por ti.
Este subsidio es un alivio sutil,
otro delirio de mi sueño infantil, prende el candil.