Suite Soprano - Sabor a nada

Producido por: El Hombre Viento

Letra de Sabor a nada

[Sule B]
Ni toneladas de oro
desde tan abajo no vemos el cielo
soñando lujo, viéndolo lejos
no hay truco, mi chistera, tu conejo

Tenía las cartas marcadas
mi cara en las monedas, pero no importaba
cerca de ti, porque lejos no hay nada
la tierra es plana, yo en el borde con las piernas colgadas

Esa sonrisa no estaba forzada
escribo mientras apuro la calada
arrugas en la cara, algunas canas
alguna tara, el tiempo sana pero también mata

Mirando fotos de los noventa
dibujos de mi hermana en la carpeta
ya tuve roto el corazón por una puta
ya estuve de luto por más de un colega

Hablo vida, sigo en vado
fuera nevando, quiero risa y llueve llanto
he visto caer a tantos, que me hago el tonto
no te hago caso, miro para otro lado

Trago al suelo por los que no están
cuando yo me vaya enfriad champagne
tiempos pasados que no volverán
el viejo y el mar.



[Juancho Marqués]
Los días de mierda me duran como tres otoños
aún pienso en su coño a pesar del daño
pasaron los años por el niño
las dos agujas son más fuertes que mis puños

Echo de menos compartir habitación con Jaime
hablar en la litera, aprender algo siempre
nos miraban jugar al balón los yonquis
había jeringas en el césped, nos prohibían bajar al parque

Escribir porque te jode callar
el miedo a fallar a veces no te deja avanzar
sé que volveré a fracasar
lo suelo joder, la suelo cagar

No tengo metas, nunca dejo de empezar
ves el horizonte pero te separa un mar
espero desde el suelo abrir los ojos, ver un brazo
o no me volveré a levantar

Si se pudiera pulsar el botón de reiniciar
vivir tranquilo encontrar tu mitad
me queda todo lejos en verdad
me comí mierda pero nadie me hará masticar

Un Nicodemo no habla de profetizar
salgo a hostias con quien te haga llorar
en la ciudad siempre quise volar
aquí abajo es imposible no despreciar

[Poesía Ángel González]
“Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible”

“Si estoy en la ciudad
meriendo tardes a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberle quitado las espinas-
y cuando se me acaban,
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta”