Rafael Lechowski - Acto Cuarto - La carta

Producido por: Rafael Lechowski, Luis Giménez

Letra de Acto Cuarto - La carta

[Begoña Zamacona]
Después de largos años alejado
recorriendo el camino interior
Paró un instante y miró alrededor
y entregó esta carta que es su legado

Cuenta que estuvo ciego y equivocado
que fue inútil sufrir por desamor
Que el amor a uno es un amor menor
sólo el que ama Todo está enamorado

Una vez vencido el miedo ancestral
habiendo resuelto el conflicto dual
Y llegada Unión ¿Por qué la niega?

¿A qué otra búsqueda mayor se abniega?
mucho cuidado al cruzar el umbral
La Luz que alumbra es la misma que ciega

[Rafael Lechowski]
(Quarciso, sentado sobre una roca, contempla el pueblo desde lo alto de la montaña y escribe)

Madre querida: Si vieras cómo danza mi pulso
al tomar mi alma impulso ante esta dulce misiva
Cómo se ha escurrido el tiempo entre mis manos abiertas
en estos largos y arduos años de ausencia

No sé cómo este corazón inerme salió indemne
se despeñan por mis ojos finos ríos de agua alegre
Quisiera expresarlo todo del modo más vívido
mas las palabras son amorfos retratos de lo vivido

Mi alma cayó corrompida
la raíz de la ruina se agarró a mi corazón como garra carroñera a una presa herida
Lo siento, madre ¿Cómo iba a quedarme?
fue tal el horror del desengaño, sólo el dolor pudo curarme

Tuve que perderme para poder ganarme
sé que tu generoso corazón indulgente podrá perdonarme
Por salir despavorido
sí, corrí, corrí, corrí hasta fundirme en el camino

El rescoldo del odio cavó en mí tan hondo
que ni sentí sangrar mis pies sobre la alfombra de polvo
Sin más equipaje que mi sombra me arrastré corvo
a veces, el alma es demasiado peso para tan frágil torso

La pena y la fatiga fueron en aumento y, por momentos
parecía que era el alma la que arrastraba al cuerpo
Intenté que lo loco y lo cuerdo se pusieran de acuerdo
pero todavía tenía asilo en mí su recuerdo

La brisa, el prado, todo olía a su cuerpo
y volví a brotar en mí el dolor que parecía ayer yerto
Y caminé y caminé para olvidarlos a ella y a él
y mostrar que por naturaleza el hombre no es un ser cruel

Y que el tiempo mitigaría esta misantropía mía
pero con qué lenta alevosía transcurrían los días




Y tras larga espera
la lenta y pesada locomotora hibernal volvió al fin a la florida estación de la primavera
De color se llenó la tierra y pacía el rebaño de su enorme palma
¡pero seguía nevando al sur de mi alma!

Víví tres días subido en un olmo, durmiendo en sus ramas
mordiendo sus hojas, aullándole al alba
Guardé largos silencios ¡Hasta perdí la noción del tiempo!
¡creí oír los trinos del universo!

Y aguardé tanto en profunda quietud muda
que, al levantarme, mis pies se volvieron pesados y mi voz oscura
Olvidar lo aprendido, desprenderse de sí
destilar el orgullo, dejar de sufrir

En la contradicción se esconde el sentido:
la dicha anida en la plenitud, y la plenitud está en el vacío
Y renunciar a todo me hizo libre:
vencer a otro es ser vencedor; vencerse a sí mismo es ser invencible

Sí, madre, he tirado los remos al agua
para que el curso natural de la corriente dirija mi alma
Y ya de nada dependo, casi todo es superfluo
salvo el aire que pido prestado y al instante devuelvo

Para el hombre sencillo el camino es más simple
lo que hice por amor me hizo más libre
El hombre mundano, aun siendo libre, se siente esclavo
el hombre interior se siente libre aun estando encadenado

Pero la luz de la verdad no reside en la erudición
a ella no se le llega con la mente sino a través del corazón
Y consagrado por entero a la búsqueda de lo eterno
me sumergí para escalar a la cima de lo profundo

Pero bastó con sentarme en una roca para conocer el mundo
pues los ojos fueron dados para mirar hacia dentro
Y así aprendí a ver en lo hondo de todas las cosas
hoy las piedras del camino son piedras preciosas

Y sin más que el polvo que me cubre
desasido del vil deseo que cegó mi espíritu, soy hombre de humildes costumbres
Así sobreviví a esta voluntaria penitencia
donde di cárcel a mi carne por liberar mi conciencia

Y cuando creía estar más ciego llegó el desvelamiento:
como un enorme y único bosque se mostró el universo
Y al cerrar los ojos pude oír el armonioso canto
de todas las aves al mismo tiempo

Hoy mi paz es la paz del mundo y el dolor del mundo es mi dolor
ya no entiendo más allá de esta Unión
Bien y mal, vida y muerte son uno en armonía
como el alba y el ocaso son luces de un mismo día



Quiero servir a la vida sin vivir como un siervo:
no es lo mismo morir viviendo que vivir muriendo
Así perece el hombre como fruto caído antes de tiempo
cerrando sus ojos por siempre sin haberlos siquiera abierto

¿Por qué arrastrar el peso del deseo como buque carguero?
si con silencio en los bolsillos soy un barquito velero
Así busqué en todo lo efímero lo imperecedero
sólo aquel que busque la Verdad se tornará verdadero

Como ya predicó ayer otro sabio:
lo único estable en la vida es el cambio
En cambio, el necio confunde felicidad con placer
y por llenar de miel sus labios llena su cardio de hiel

Pero no asustará al miedo con la ignorancia del tener
pues quien desea y posee jamás dejará de temer
Vagar errando de deseo en deseo
es intentar calmar el dolor con un dolor nuevo

En el transcurso del periplo conocí a hombres buenos
mis manos partieron lo poco que tuve con ellos
Y a medida que aumenta el altruismo
el alma e hincha de dicha y el corazón se desprende del ego

Y en esa desinteresada acción de dar y de amar
se esconde la esencia de nuestra naturaleza original
El individuo sólo hallará libertad en la abnegación:
al entregarse a otro se libra de su propia prisión

Y comprendí que el equilibrio del espíritu está en el amor
pero no con el amor de uno a otro sino en un amor mayor
Ya puedo volver a fundirme con los hombres por fin
para perdonarlos a ellos antes tuve que perdonarme a mí

Por albergar este hondo sentimiento de odio en mí
¡ah! Sí, madre, por qué poco no enloquecí
Cuando bullía su recuerdo infiel bajo mi piel
pero ya que el placer es transitorio, el dolor también lo fue

Ahora son tan inmensos la paz y el amor que siento
que no entiendo que las flores no broten también del invierno
Ahora mi voz es serena y mi pensamiento es puro
que la dicha que mana de mi corazón desemboque en el tuyo

Y ahora que veo mi rostro calcado en el agua
con mis mejillas hundidas bajo tupida barba
Consigo evocar la imagen del niño que era
cuando mi hogar eran tus brazos y el cielo tu mirada clara

Sí, esa bondad pura que tus ojos empuñan
madre, esa bondad tuya que mis ojos empaña
Aunque ya debe de ser de luna tu cabello
el olvido es lugar muy pequeño para recuerdo tan bello

El vasto astro se desangra sobre el prado azulado
y cierro los ojos para ver más lejos y estar a tu lado
Ya desde el principio se divisa el final
pero qué borroso se ve el principio instantes antes de llegar

Quisiera estrecharte en mis brazos
pero aún estoy lejos, el viaje tan sólo ha comenzado
Quiero esperar aquí, tiene que haber algo más
una Verdad mayor por la que aún no he sido conquistado

No quiero los premios del mundo, quiero los frutos del alma
nadie puede obedecer a dos amos
Y tú no temas por mí, te lo exijo
y espérame sin esperar. Te amo en carne y alma. Tu hijo