Rafael Lechowski - Escena I
Producido por: Rafael Lechowski, Luis Giménez
Letra de Escena I
(Es de madrugada y la ciudad está en profundo silencio. En una esquina de su habitación, Quarciso se encuentra de rodillas en el suelo. Demacrado y desquiciado, reza y habla solo. La luz del fuego de la chimenea desvela levemente el caos del espacio en el que se desenvuelve la escena. Desde la estancia inferior, la anciana madre escucha con miedo los borrosos soliloquios de Quarciso)
¿Y ahora qué?
¿dónde esconderme de quien no me busca?
No hay asilo que me salve de mí
mi corazón es un puñal que se me incrusta
Me he convertido en un monstruo que ahora me aterra
la noche me amenaza con la noche eterna
Han degollado mi fe:
¿por qué me torturas, Señor? ¡¿Acaso con lágrimas sacias tu sed?!
Te lo ruego, apiádate de mi ser;
¡¿por qué con ella? ¿Por qué con él?!
¿Por qué consientes que esto suceda?
su traición no es sino tu traición ¿Qué quieres que aprenda?
Ah, Vigía, que auscultas mi conciencia
nunca tuvo verjas mi silo en tu presencia
¡Y cuántas veces yo llamé a tu puerta!
con cárdena voz y áfonos nudillos volví sin respuesta
¡Rompe ahora este silencio ensordecedor!
¡por lo que más quieras! ¡¿O es que ya no me amas, Señor?!
Tomaste a mi padre, te proclamaste mentor
y con mi dolor erigí mi fe inquebrantable
Y jamás guardé rencor ni sucumbí ante el fracaso
di bien por mal y obré con corazón generoso
Siguiendo tu lección con humildad y prurito
sordo a la conspiración de la carne contra el espíritu
E hice mío tu mensaje
condené mi concupiscencia y mi libertinaje
Y me rebelé contra el deseo, no ansié el bien ajeno
al desolado di consuelo e imité al hombre pleno
Pero ella es todo lo que tengo ¡Lo que más amo!
¡¿por qué la has arrancado de mi lado?!
¡Señor, te odio con todo mi ser!
¡te ofrendé mi vida entera y me has abandonado otra vez!
Me ahogas, salvas y hundes de nuevo en tu abismo;
impasible contemplas la agonía del orbe
¡¿Qué tipo de prueba es esta a que enfrentas al hombre?!
¡¿siglos de sangre no bastan para saciar tu sadismo?!
Ante tu soledad creaste este teatro
nos vestiste de dolor para divertirte con el llanto
Nosotros, tus bufones, que bailamos sin descanso
esta danza del sacrificio a cambio de un premio falso
¡Pues ese podio es un cadalso!
ya que te distraes con nuestra pena ¡Concede, al menos, el laurel de tu aplauso!
¡Qué puedes decir a esto!
¡responde! ¡No te oigo! ¡Adelante, álzate, omniausente Maestro!
¡Descarga sobre mí tu trueno de cólera
dictador, que violas la ley que tú mismo has impuesto!
Con sangre y venganza
así educaste a tus hijos y así obran ahora: a tu imagen y semejanza
¡Déspota, lengua homófoba, genocida de Sodoma!
con tu ley prohibitiva
Ordenaste comer del árbol de la vida
temeroso del fruto de la ciencia, que albergaba la verdad escondida
Y un ávido Ser de sapiencia hurgó la prohibida pulpa
¿y otro llega al mundo en llanto hoy por nacer de su culpa?
¿Por qué seguimos condenados?
¿no sacrificaste a tu Hijo en la cruz para expiar nuestro pecado?
¡Tirano, somos sólo inocente leña
que mantiene viva la hoguera del infierno en que calientas tus manos!
No hubo Adán ni Edén, tu Iglesia es un harem
franquicia de la falacia ¡Has hecho al mundo tu rehén!
Y jamás devolverás a tus siervos
aquello que perdimos por mirar a través de tus ojos ciegos
No, ni siquiera existes, no puedes existir;
¡tú no creaste al hombre: el hombre te creó a ti!
- Y ¿cómo se hizo el universo? ¿Acaso es una flor innata?
¿qué es esta áurea aureola? ¿Qué es ese redondel de plata?
¿Qué son aquellas perlas esparcidas por el lienzo añil
que acaban por morir sobre la franja escarlata?
¿Qué dio vida a la vida? Nada nace de la nada
¡calla! ¡Sólo eres fruto de una duda aciaga!
La flor busca la luz; la abeja busca la flor
la nube se derrama en la semilla como el amor sobre el amor
Y un niño gime perdido en alguna parte
desesperado, podría buscarte, pero busca a sus semejantes
Tú no eres fruto innato del instinto natural
¡tú necesitas la penumbra para poder brillar!
Por eso ya no creo en ti ni en tu oscuro idioma
por miedo a lo inexplicable impusimos tu axioma
Pero ya no te temo, espejismo iracundo
ha muerto en mí el chantaje con que amenazaste milenios al mundo
Ni temo a la duda de qué habrá más tarde
el espíritu existirá mientras exista la carne
Después no hay nada
la vida es un túnel de luz con oscuridad al final, el cuerpo es ataúd del alma
Ahora me arrepiento de todos mis arrepentimientos
sí, seré ceniza, pero antes incienso
(Quarciso se sienta frente a la chimenea y contempla, hipnotizado, el fuego)
Todos los dioses sois el mismo dios
la misma nada, el mismo hueco
Tu placer es infringir el dolor
Pero sólo arderá quien crea en tu fatuo fuego
¡Se acabó, no me apuntarás con tu dedo intangible!
¡tu amparo es el refugio de quien teme ser libre!